miércoles, 26 de junio de 2013

La emperatriz de Jade. Gregorio León






Es un libro que me ha enviado la editorial Algaida, a quien se lo agradezco enormemente.

Me interesó básicamente porque, aunque ambientado en la actualidad, remite a la época de la segunda guerra mundial, que me interesa mucho.

A la detective Daniela Ackerman le encargan encontrar un libro encuadernado en piel humana que fue regalado a Hitler en un cumpleaños. El libro es el Mein Kampf, de Hitler. Cuenta con la ayuda de un amigo mejicano, Freddy, periodista medio retirado. Y se ve envuelta en crímenes y conspiraciones...

Los personajes están bien definidos, sin grandes descripciones, es decir, el autor los hace actuar, y me gusta esa manera de dar a conocer a los personajes; los ves, no te los cuentan. Freddy, un chico muerto de miedo porque espera un ajuste de cuentas de su país, y ayuda a Daniela básicamente desde su casa con internet. La propia detective, que ha salido de una aventura que le salió mal y tiene miedo al amor en ese momento, dedicada por completo a su trabajo... Por otra parte, hay algunos personajes secundarios muy buenos, como Erika, una antigua amante del hombre que al parecer regaló el libro a Hitler, mujer absolutamente enamorada e incapaz de pensar mal del hombre al que amó, y aún ama.

Pero el caso es que el tema de la segunda guerra mundial me ha parecido tratado un poco por encima, o sea, no era la base. La base es más los personajes, las relaciones entre ellos... Y está bien, me ha gustado, pero me esperaba más profundidad en el tema guerra. Tiene detalles, por supuesto, pero pasa por ellos algo por encima, a mi modo de ver.

El lenguaje es claro y directo, y la documentación está muy bien. Tanto la documentación de España, como la de Alemania y demás lugares en los que sucede la acción.

Lo mejor del libro, desde mi punto de vista, es la parte final. Hasta ahí... tampoco tiene nada original, aunque está bien llevado, sin dejar flecos y el interés se consigue. Pero se me ha hecho algo largo, no lo puedo negar. El caso es que, cuando parece que ha terminado, no es así, pues aún quedan cosas por descubrir, y el interés se hace mayor. La detective ha terminado su trabajo, pero... sigue por cuenta propia, y es la parte que más agarra del libro.

Resumiendo, es un libro ameno, en el que "pasan cosas", es decir, con interés. Pero para mí le falta algo más de profundidad. Es recomendable para unos buenos ratos de intriga, de todos modos.

martes, 11 de junio de 2013

La última noche de Víctor Ros. Jerónimo Tristante


Parece ser que vuelvo, aunque no lo diré muy fuerte. Llevo un curso de aúpa (trabajo, clases particulares, traducción de libros, mi hija...), pero a ver si en verano me libero un poco. Tengo muchas reseñas pendientes, porque no he dejado de leer, claro, pero empezaré por una "nueva".

El libro lo he conseguido gracias a  Francisco Portela, del blog "Un lector indiscreto".
No había leído nada de este autor, y no suelo empezar a leer libros que son sagas por el último, pero esta vez lo he hecho, ya que me habían mandado el libro y no tenía los anteriores.

Me ha gustado, me gustan los libros ambientados en épocas pasadas y, aunque no suelo leer mucha novela negra, creo que leeré los otros libros de la saga de este detective, Víctor Ros. Detective del siglo XIX, lo que conlleva más dificultades en la trama, evidentemente.

Por resumir algo el argumento, en Oviedo se comete un crimen, es asesinado el hijo de un terrateniente, y se acusa a un afinador de pianos del cual se descubre que era el amante del fallecido. Pero la cosa no termina ahí, y aparecen más sospechosos. Al embrollarse el caso, la gente se pone nerviosa, tanto los ciudadanos como las autoridades, y desean tener un culpable... pero sólo uno. El juez que lleva el caso decide tomar cartas en el asunto llamando a Víctor Ros, que ahora reside en Madrid, para que les ayude, confiando en su astucia e inteligencia, y basándose en el hecho de que residió antiguamente en Oviedo y es viejo conocido. Al llegar el detective, acompañado de su hijo adoptivo de doce años, las cosas parecen empezar a liarse aún más, se cometen más asesinatos, hay nuevos sospechosos... y hay que leerlo.

No he encontrado novedades en la obra, ni argumentales ni de personajes. Es decir, el género negro es algo ya muy trillado, y poco se puede sacar nuevo. De hecho el final es bastante previsible para los lectores de este género.  Pero lo bueno es que crea esa intriga absolutamente necesaria, y hasta el final. Ya se sabe desde el principio quiénes son los buenos, y se va viendo poco a poco quiénes son los malos pero... siempre hay un punto de suspense, de intriga, que hace que el lector se implique y continúe, ya no sólo por ver cómo es el desenlace, sino por ver si nos hemos equivocado o no en nuestros propios pensamientos. Por tanto, da valor al lector, cosa que, a mi modo de ver, es muy de agradecer. No veo explicaciones "de más", como si el que lee no pudiera pensar por sí mismo, sino al contrario... deja pensar y resuelve.

Me han hecho gracia algunos detalles literarios que inserta en el libro, como por ejemplo cuando una bella mujer, tras ofrecer su ayuda al detective, se despide con un "Soy Ana Ozores, para servirle". O cuando Víctor Quintanar aparece en el casino.



No conozco Oviedo como para juzgar la ambientación, pero es convincente. Sin excesivas descripciones, el lector se introduce perfectamente en el ambiente... y en el tiempo, de hace más de cien años, sin dificultad y sin que suene extraño. Es un Oviedo donde aún están vivas creencias y supersticiones, donde la criminalidad parece ser cosa genética, donde aún se observan los rasgos faciales para establecer la culpabilidad de alguien...

Supongo que el personaje de su hijo adoptivo, Eduardo, un golfillo rescatado de los bajos fondos y al que adopta y educa Ros, y el que le ayuda con gran maestría disfrazado de pilluelo para introducirse en los ambientes en los que él, Víctor, no puede, le servirá al autor para continuar con él en la saga. Es un buen personaje, quizá algo menos creíble pero... me lo tengo que creer al desconocer cómo podría actuar un niño que ha vivido siempre en la calle buscándose la vida y el pan. Lo que ocurre, y por poner alguna pega es que... ¿es posible tanto cambio en un crío que sólo ha cometido delitos para sobrevivir, aunque de repente se vea adoptado por una buena familia? Quizá sí, tampoco es una gran pega. Es más, ojala pudiera ser así.

Leyendo alguna entrevista con el autor, veo que lo que pretende es que sus novelas las lea la mayor cantidad de gente posible, y que esa gente sea de todo tipo. Por eso confiesa que se acerca al folletín en muchas de sus obras, que era el tipo de lectura de masas de otras épocas. Bien, a mi parecer eso sí lo logra, ya que el lenguaje no es nada enrevesado, es directo y hay muchas subtramas que, al final, terminan cuadrando y encajando a la perfección, ni se escapa ni se olvida nada.

Como conclusión decir que es un libro bueno, sin alharacas, pero entretiene y es para todos los públicos, animando a leer más obras del autor. Y esto es más de lo que se puede decir de muchos. Recomendable incluso para quien no lee novela negra.



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